La anemia drepanocítica (ADC) es un grupo de trastornos hereditarios que afectan a la hemoglobina, una proteína que se encuentra en los glóbulos rojos. La hemoglobina normal (HbA) transporta oxígeno a las distintas células del cuerpo. Los glóbulos rojos sanos tienen forma de disco y son flexibles, lo que les permite introducirse fácilmente en los pequeños vasos sanguíneos. En las personas con ADC, debido a un cambio en el gen de la hemoglobina, se produce una proteína de hemoglobina anómala (HbS). Esta hemoglobina anómala (HbS) no es capaz de transportar el oxígeno de una forma tan eficaz como la hemoglobina normal. Se adhiere entre sí formando varillas rígidas que hacen que los glóbulos rojos adopten una forma de hoz (curvada o de media luna). Estos glóbulos rojos enfermos o falciformes no son flexibles y se desplazan con dificultad, pegándose a las paredes de los vasos sanguíneos. También atrapan a los glóbulos blancos y las plaquetas, y obstruyen los vasos sanguíneos, lo que detiene el flujo sanguíneo, impide que el oxígeno llegue a las células conectadas a los vasos sanguíneos y provoca un dolor intenso.
Debido a su forma y rigidez, las células falciformes también se destruyen en el bazo, puesto que este órgano elimina las células sanguíneas deterioradas y los agentes infecciosos de la sangre. Los glóbulos rojos falciformes también se eliminan de la circulación y se destruyen, lo que provoca una escasez constante de glóbulos rojos y anemia crónica. A menudo, las personas que padecen ADC presentan problemas en el bazo. Cuando los glóbulos rojos falciformes obstruyen este órgano, además de ocasionar daños por la falta de oxígeno, pueden impedir que la sangre fluya a través del bazo para eliminar los agentes infecciosos, lo que da lugar a un mayor riesgo de infecciones.
¿Cómo se hereda la ADC?
Los genes en el ADN determinan qué tipo de proteínas de hemoglobina se producen. La causa de la ADC es un cambio en el gen de la hemoglobina que da lugar a una hemoglobina anómala, la HbS. Cada gen tiene dos copias, una de la madre y otra del padre. Por lo tanto, una persona tendrá
un «rasgo drepanocítico» si hereda un solo gen anómalo. Por lo general, no presentará ningún síntoma, pero será «portadora» de la enfermedad y puede transmitir este gen a sus hijos. Si ambos progenitores son portadores hay 1 posibilidad entre 4, o un 25 % de probabilidades de tener un hijo con ADC.
La ADC se desarrolla si heredan dos genes anómalos, uno de cada progenitor.
¿Cuáles son los factores de riesgo de la ADC?
Factores que aumentan el riesgo de padecer ADC:
Tener antecedentes familiares de ADC
Ser de ascendencia africana, de Oriente Medio, india y mediterránea.
Tener un «rasgo drepanocítico» protege frente a la malaria. Como resultado, la enfermedad es más común en las regiones afectadas por la malaria, como algunas partes de África, Oriente Medio, India y la región mediterránea. Sin embargo, la inmigración de estas regiones a otras partes del mundo ha favorecido la dispersión mundial de la ADC.
¿Cuáles son los síntomas y las complicaciones de la ADC?
La ADC puede afectar a muchas partes diferentes del cuerpo.
Los síntomas más comunes de la enfermedad son las crisis de dolor (también denominadas «crisis vasooclusivas»), que se producen cuando los glóbulos rojos enfermos obstruyen los vasos sanguíneos. Esto reduce el flujo de oxígeno a diferentes partes del cuerpo, propiciando la muerte del tejido. Se trata de crisis extremadamente dolorosas, que pueden ocurrir en cualquier momento y llegar a requerir hospitalización. A menudo se desencadenan por la exposición al frío, el estrés, el ejercicio extenuante o la deshidratación.
Además de las crisis de dolor, los vasos sanguíneos obstruidos pueden tener otros efectos en todo el cuerpo, como:
Síndrome torácico agudo: se produce cuando las células falciformes obstruyen el flujo de oxígeno a los pulmones, lo que provoca fiebre, dolor y tos violenta.
Secuestro esplénico: se produce cuando las células falciformes se quedan obstruidas en el bazo, lo que lleva a una disminución repentina de la hemoglobina que puede ser potencialmente mortal. El bazo también puede agrandarse, doler y dañarse permanentemente, lo que aumenta el riesgo de infección, especialmente en niños. La infección es la principal causa de muerte en niños menores de cinco años de esta población.
Priapismo: erecciones prolongadas y dolorosas; los episodios repetidos pueden causar un daño permanente y disfunción eréctil.
Accidente cerebrovascular: el bloqueo de la llegada de sangre y oxígeno al cerebro puede provocar lesiones cerebrales graves. Tanto los adultos como los niños con ADC presentan un mayor riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares.
Además, con el paso del tiempo, los episodios repetidos de obstrucción y crisis de dolor pueden llegar a causar un dolor a largo plazo (crónico) y daños en los órganos y tejidos vitales. En el diagrama siguiente se muestran los problemas médicos a largo plazo asociados con la ADC.
¿Cómo se trata la ADC?
Tratamiento: La mayoría de los tratamientos actuales para la ADC tienen como objetivo reducir el número de crisis de dolor.
Los medicamentos para el dolor provocado por las células falciformes pueden no estar disponibles en todos los países.
La hidroxiurea es un comprimido que se toma por vía oral para disminuir el número de crisis de dolor reduciendo la concentración de hemoglobina anómala en los glóbulos rojos.
La L-glutamina es un polvo administrado por vía oral que disminuye el número de crisis de dolor reduciendo el daño en los glóbulos rojos falciformes.
El crizanlizumab es un medicamento que se administra por vía intravenosa. Reduce el número de crisis de dolor al impedir que los glóbulos rojos se adhieran a las paredes de los vasos sanguíneos.
Voxelotor es un comprimido que se toma por vía oral. Se adhiere a la hemoglobina anómala y evita que forme glóbulos rojos falciformes, lo que ayuda a elevar el nivel de hemoglobina.
Los cuidados paliativos, como beber mucha agua, mantenerse caliente, distraerse y tratar las infecciones subyacentes, pueden funcionar en algunas personas.
Prevención: las medidas preventivas para reducir el riesgo de determinadas complicaciones pueden incluir:
Vacunas y antibióticos (generalmente penicilina) para protegerse frente a las infecciones.
Transfusiones de sangre para prevenir accidentes cerebrovasculares, especialmente en niños.
Cura: actualmente, un trasplante de células madre o de médula ósea (TMO) es la única forma de curar la ADC. Sin embargo, el TMO es una intervención de alto riesgo. Si tiene éxito, puede curar la enfermedad; si falla puede tener consecuencias graves, como la enfermedad de injerto contra huésped (las células madre donadas atacan al cuerpo) o el rechazo de las células madre del donante por parte del cuerpo después del trasplante.
Estudios: los investigadores continúan buscando opciones de tratamiento más eficaces para los pacientes con ACD en ensayos clínicos en curso.
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